

Macrobiótica, la Gran Vida
La Macrobiótica es una filosofía de vida de más de 5.000 años de antigüedad, que ya practicaban los pueblos que vivían observando la naturaleza y siguiendo su dinámico orden. Toma sus bases filosóficas del taoísmo y de la medicina tradicional china. Después se fue interpretando y transformando a lo largo de la historia, hasta que fue descubierta por el filósofo japonés George Oshawa.
El término Macrobiótica deriva de dos raíces griegas: “makro” que significa grande y largo y “bios” que significa vida. Literalmente, significa “larga vida” o “grande vida”.
La macrobiótica enfatiza la importancia de una dieta y de un estilo de vida equilibrado, responsable y ordenado que nos permita alcanzar la longevidad con salud, pues aquello que elegimos para comer y el estilo de vida que llevamos influyen principalmente en nuestra salud y nuestro estado de bienestar.
Macrobiótica es vivir en armonía con la naturaleza y sus ciclos cambiantes. El ser humano y la Naturaleza son inseparables: si la Naturaleza cambia, el ser humano debe cambiar. Y, si el ser humano cambia, debe adaptar sus hábitos alimenticios y su estilo de vida a esos cambios.
La energía viaja transformándose continuamente, en un movimiento sin fin. Así como es afuera es adentro. Lo vemos en las estaciones del año, el comportamiento de los animales, la duración de los días e, igualmente, se refleja en el ser humano.
¿En qué consiste la alimentación macrobiótica?
La macrobiótica tiene en cuenta una visión más holística y de conjunto. No se basa sólo en nutrientes, sino en el efecto energético de los alimentos, en la constitución o condición de la persona, en la estación del año, en la situación de vida que esté atravesando esa persona, etc...No hay un patrón fijo, no hay una dieta fija para todos. Primero es necesario tener el conocimiento, la información necesaria, comprender cómo es el efecto energético de los alimentos, para después poder elegir unos u otros en función de cómo estés en ese momento física, emocional o mentalmente.
Llevar una alimentación macrobiótica es más fácil y natural de lo que podemos imaginar.
El ser humano es alquimista de naturaleza, sólo necesita silencio para escuchar su cuerpo
y después la información necesaria para poder interpretarlo.